Es como alzar la vista al cielo
Contemplando el sol, el llameante
Que ilumina sin don ni recelo
Pero con deseo de ardor fulgurante
Es bajar la vista al suelo
Con la venganza resonante
Y observar como pasa al hielo
El antiguo corazón, el sangrante
Es esperar mirando con celo
El regreso del lento, del andante
Que ha partido con revuelo
Al encuentro del mundo chispeante