jueves, 9 de junio de 2011

Es como alzar la vista al cielo
Contemplando el sol, el llameante
Que ilumina sin don ni recelo
Pero con deseo de ardor fulgurante

Es bajar la vista al suelo
Con la venganza resonante
Y observar como pasa al hielo
El antiguo corazón, el sangrante

Es esperar mirando con celo
El regreso del lento, del andante
Que ha partido con revuelo
Al encuentro del mundo chispeante

viernes, 3 de junio de 2011

La lucha de las auras.

       Mi conciencia se aplasta contra el suelo, por la presión de este momento. Y mi alma no puede sentir, pero su tendencia a subir la hace luchar contra la presión y me hace sentir esa lucha, mi pecho se revuelca y mi cabeza pesa más. 
     Cuando por fin logro acabar con la presión, mi conciencia se pone de pie y mi reflexión es evidente. Luego las auras se presentan, y aquellas que son mas negras se inmiscuyen hasta que no se distinguen, luego la maldita inmadurez del alma que proyectan las auras mas negras se mueve y empuja a todos sin importarle, y la presión vuelve a mi, y comienza a aplastar mi conciencia y mi pecho se convierte nuevamente en un campo de batalla, mi cabeza pesa y mi alma lucha por vivir, pero esta vez digo que no, y la presión desaparece, luego de eso, mi aura, fuerte y un poco mas hostil, se sobrepone a las demás y las hace abandonar el lugar donde se mezclan, sin embargo las auras mas negras no quieren irse sin llevarse un botín, entonces arrastras a las auras mas blancas, que de a poco se vuelven apagadas y desaparecen, ahora mi aura fuerte piensa en ir en su búsqueda y la inconciencia se apodera de mi, se mueve, siguiendo las auras. Pero estas siguieron un camino diferente, el aura pierde parte de su valor y vuelve a ser un aura blanca. El alma se siente inconforme y la conciencia quiere arreglar el problema. Pero pronto lo olvidaran y comenzara a afectar la presión.
      Estoy como al principio, pero ahora no se que me pasara.

La inmadurez del alma

Cuando mis sentidos se estremecen de oír los incesantes gritos de las almas que se mueven por el aire. A la vez me muevo y los gritos no cesan, las almas no escuchan, siguen moviéndose.
Cuando estoy mirando frente al miedo de quedarme solo, y este a la vez se acerca y no puedo moverme.
Cuando el soplido suave e impiadoso de los cielos mueve las matas de algodón del cielo, y la furia de algodón se desata, el alma corre a esconderse, pero también su inconsciencia quiere llevarlo al espejo que se quiebra por segundos, para quebrarlo también y hundirse en él.
Cuando el tiempo, sin pensarlo, no nos deja seguir con él, y el instinto o duda en dejarnos ciegos y a la vez expuestos en un mundo que nos mira y nos juzga.
Cuando la vida del alma, se torna impura, quiere ver más allá, el grito, el miedo, el suave soplido impiadoso del cielo, el espejo, el tiempo y el instinto; no se lo permite y debe luchar contra todos ellos, entonces el alma sabrá lo que es la inmadurez.